Sácame de esta cubierta asquerosa
llamada piel. ¿No ves cómo me siento? Día tras día se repite la
misma historia: Abro los ojos y comienzo a llorar desconsoladamente
solo con pensar en aquellos años, aquellos años llenos de vida que
ahora no están. ¿Sabes? Me arrepiento de lo que hice. Me arrepiento
como si me fuese la vida en ello. No dejo de pensar en esas caras
pidiéndome clemencia. ¿Cómo pude ser tan despreciable y
asesinarles a sangre fría? ¿No pensé en sus vidas?
Ahora ya nada importa. Ahora solo sé
que que estoy aquí, sentado y mirando a través de la ventana sin
saber ni qué decir, ni qué pensar...
Pero simplemente sé una cosa: No
entiendo como los altos cargos nos consienten matar a la ligera;
porque sí, muere gente a diario, y ni si quiera nos enteramos ni del
cómo ni del porqué.
Así es la literatura. Te da tal poder
que crees que estás comprendiendo lo que lees cuando ni si quiera
sabes dónde estás.