jueves, 27 de abril de 2017

Y de nuevo estás aquí.


Ya echaba en falta el sentirte cerca, el tocarte, el verte y el tenerte. Hacía ya tiempo que pensaba en ti, en cómo al notarte cerca me transportaba en un mundo en el cual solo estábamos tú y yo. Es así, me evadías de la miseria y amargura que la vida te presenta. Me llenabas de paz y tranquilidad.

El tiempo perdido es algo irrecuperable, olvidado en el pasado y criticado en el presente. Las ganas de hacerlo y la valentía de llevarlo a cabo no eran suficientes para mí, para decirte que te esperaba impaciente sentado; mirando por la vieja ventana de mi cuarto cómo pasaba la vida, cómo el existir no era lo mismo sin ti.

Y aquí estás de nuevo, iluminándome la mirada. Observándome mientras expreso lo que siento aquí y ahora. Pero esta vez, dado que ahora controlo yo tu permanencia a mi lado, no te irás. Porque querida escritura, eres parte de mí.

sábado, 11 de junio de 2016

¿Tenemos el control?

A veces pienso en cómo llegar al fin de la manera más inesperada. Lo igual en este mundo es lo placentero para muchos; para otros pocos, el caos y el desorden más inquietante.

¿Cómo arreglar lo irreparable y solucionar lo perdido? Algunos piensan que el confort está en la vida fácil y ser lo que desde pequeños nos han inculcado ser. Ya te digo yo, que nadie en este mundo se ha parado a preguntar: ¿Por qué?

Libertad, piensan algunos; necios por no saber que es inalcanzable. Vivimos por y para algo, no por y para nosotros. No tenemos derecho a decidir el qué ni el cómo, ni si quiera el porqué. Sí, crees que sí puedes decidirlo, pero nunca querrás la vida que tienes ni que tendrás.

Las palabras se las lleva el viento, dijo alguien. Yo pienso que no. Este medio es el único en el que somos libres, en el que tenemos la capacidad de decidir.


Y si las palabras no perduran, ¿por qué se repiten en tu cabeza una y otra vez cada vez que piensas en esa persona?

lunes, 6 de junio de 2016

Ni te diste cuenta que...

El tiempo perdido no es recuperable. ¿Mereció la pena?

Engaños, mentiras...Salvajemente
se fue sin decir adiós. Desapareció sin una nota. Me pregunto el porqué. ¿Todo fue mentira?

Confianzas desmentidas, secretos desvelados. Triste, pero cierto. La inquietud de mi cuerpo florece sin piedad, dando paso a la incertidumbre inquieta e imparable que me vuelve loco.

Ni si quiera sé si todo fue falso o aún la verdad perdura. Los sentimientos hallados ya se olvidan, favoreciendo, a su vez, al temido rencor. Pero, ¿por qué sentirlo?

Te sientes inútil, incapaz de afrontar tus propios pensamientos. La cabeza te da vueltas y sabes porqué es. Guardarlo en tu interior o arrancártelo de cuajo; la pregunta que bombea tu cerebro.

Y por finiquitar este asunto, ¿qué harás al conocer lo desconocido?

martes, 31 de mayo de 2016

¿Sabes lo que lees?

Sácame de esta cubierta asquerosa llamada piel. ¿No ves cómo me siento? Día tras día se repite la misma historia: Abro los ojos y comienzo a llorar desconsoladamente solo con pensar en aquellos años, aquellos años llenos de vida que ahora no están. ¿Sabes? Me arrepiento de lo que hice. Me arrepiento como si me fuese la vida en ello. No dejo de pensar en esas caras pidiéndome clemencia. ¿Cómo pude ser tan despreciable y asesinarles a sangre fría? ¿No pensé en sus vidas?

Ahora ya nada importa. Ahora solo sé que que estoy aquí, sentado y mirando a través de la ventana sin saber ni qué decir, ni qué pensar...

Pero simplemente sé una cosa: No entiendo como los altos cargos nos consienten matar a la ligera; porque sí, muere gente a diario, y ni si quiera nos enteramos ni del cómo ni del porqué.

Así es la literatura. Te da tal poder que crees que estás comprendiendo lo que lees cuando ni si quiera sabes dónde estás.  

viernes, 6 de mayo de 2016

Cierra tus manos...

Algunas veces pienso en si me dejarías caer de esas manos labradas.

El paso del tiempo es el único que me entiende, dado que fue quién me acompañó durante éste largo viaje de tropiezos...

Mi hogar eres y serás tu, estés o no a mi lado.

Ahora, que no estas aquí, todo me da vueltas. Sabes que no me gusta decirlo pero, te necesito mas que a nada en mi vida, me haces falta hasta en el respirar. Así que, por mucha distancia que nos separe, cerremos bien las manos, porque cada uno en ellas, guarda lo mas valioso de nosotros.

viernes, 12 de febrero de 2016

Inocencia interrumpida

Llenas tus labios de cuidadoso carmín rojo pensando en él.  Hoy vas  a pasar una increíble noche. Te pones ese vestido negro, con escote largo y caído que hace mostrar tu bello  cuerpo y esa espalda descubierta. Ese vestido que cuando te lo ve tu padre puesto se pone nervioso solo de ver lo guapa que estás. Esos tacones negros de doce centímetros, de pie abierto, con brillantes que te hacen más llamativa aún.

Te montas en el primer taxi que ves, y le dices al conductor que te lleve al hotel Bleingon, en el cual tendrás esa noche imparable con ese hombre que no eres capaz de sacar de tu cabeza. Tú misma sabes que no es lo que cualquier persona te recomendaría; está casado y es un empresario muy top (aparte de que te saca 15 años), pero te da igual. Mientras el taxi te lleva a lo que tú crees que es el amor de tu vida, no sale de tus pensamientos su mirada, sus manos consumidas por el esfuerzo, sientes cómo te agarra la pierna y te hace sentir suya.

De repente, el coche frena. Ves la increíble y lujosa fachada del hotel, le pagas y te dispones a entrar. En recepción preguntas por la seña que te dio con anterioridad y, personalmente, un empleado te acompaña hasta la suite número quince, donde él te espera.

Una vez dentro, os abrazáis, pero notas algo en él muy extraño. Demasiado excitado. Te pide grabarlo, a lo que tú accedes después de un rato de réplica continuada. Te tira a la cama, te desnuda y él delante de ti y de pie, se desnuda ante tus inquietos ojos.

Ya en el momento esperado, suena el timbre, a lo que él dice: “Ya tardaban”. Te deja con la cara descuadrada y entran tres hombres más, tres hombres maduros más. Tú, asustada, tratas de vestirte, pero ya es imposible. Se desnudan con rapidez y se abalanzan sobre tu cuerpo, te inmovilizan y entre los cuatro, ensucian tu ser como nunca pudiste imaginar. Te penetran por tu vagina, por tu trasero y hacen que se las chupes y como era de esperar, los cuatro eyaculan en tu cara, manchándotela entera de sus asquerosos fluidos.

¡Zas! Notas un fuerte golpe en tu cabeza. Te duermes. Al despertar, notas frío. Te duelen las manos y los tobillos. Estás atada, tirada en un bosque perdido y desnuda, con  su suciedad manchándote la cara. Sabes que vas a morir. Es enero y estás a quince grados bajo cero; en cuestión de minutos desaparecerás de tu cuerpo, y lo que más rabia te da es que solo tienes diecinueve años. No has hecho nada importante en tu vida, no te has despedido de tus padres ni de tus amigos. Estás muriendo de hipotermia tras haber sido violada.

No lo quieres asumir, pero ya no tienes nada que hacer.            

viernes, 5 de febrero de 2016

Volver a nacer

Solo veía luz, él solo veía luz.

No sabe dónde se encuentra, escasamente ve bultos a su alrededor. Se siente cansado, como si hubiera dormido mucho; apenas era capaz de mover sus delicados dedos.

De repente, escucha algo:

-¡SE HA DESPERTADO, SE HA DESPERTADO!

-¡HA VUELTO!

Flipaba, él simplemente flipaba. Lo último que recordaba era que estaba sentado en el capó de su coche contemplado la luna brillante en el cielo, y ni él mismo, en ese momento, sabía por qué estaba ahí. ¿Tendría algo que ver el porqué de las voces alegres a ese momento?

“Ahora sí me acuerdo: Yo estaba en aquella no muy alta montaña porque sabía que me iba a morir. El cáncer que tenía en mi páncreas me estaba devorando por dentro y ni los médicos sabían qué hacer conmigo. Pero un momento... Yo estaba muerto. Me acuerdo de cómo mis fuerzas se reducían a cero mientras mi cuerpo caía al suelo. ¿Será esto el cielo? No lo sé, a lo mejor las voces que oigo son de los ángeles, pero son un poco cabrones al alegrarse de que esté muerto.

Espera, espera. Estoy escuchando algo más:

-La operación ha salido bien, a pesar de que ha estado en coma tres meses debido al cáncer que tenía en su interior. La intervención del día de ayer fue exitosa y, como ven, se está despertando.

No puede ser, yo no puedo estar vivo. Nadie en su sano juicio me daba esperanza de vida, esto debe ser una imaginación, de esas que tienes al estar muerto. De  no ser así, no lo comprendo.

Un momento, mis ojos están comenzando a abrirse, ¿será cierto que estoy vivo?

Empiezo a reconocer a la gente eufórica que me rodea: Ahí está mi novio, el cual no para de mirarme con cara de felicidad abrumadora. Noto algo en mi mano, algo me aprieta demasiado. Voy a mirar.

Una mujer, mirándome fijamente con los ojos encharcados en lágrimas por mi despertar y, apretándome aún más fuerte con su rugosa mano, me mira y me dice sin dejar de sonreír:

-Bienvenido, a la vida hijo mío, por segunda vez.

Y solo tengo una cosa que decirle a esta señora:


-He vuelto, pero esta vez será para quedarme”.