viernes, 29 de enero de 2016

Pajarillo

Ni siquiera sabemos apreciar los preciosos momentos de felicidad que nos puede ofrecer la vida. Simplemente en un pequeño paseo de tu casa a un lugar sin importancia aquí.

No te imaginas lo que hace una canción bonita de fondo, la cual te hable de amarte a ti mismo y apreciarte como tú solamente sabes y harás. Y bien, con esa dulce melodía rebotando en tu cabeza, fíjate por dónde caminas, en los pequeños y preciosos detalles que en tus ojos entran sin control: Las hojas de un viejo árbol cayendo, un lindo pajarillo mojando sus delicadas alas en un minúsculo charquito de agua formado por las escasas lluvias… Aprécialo, ve sonriendo mientras los ves, incluso saca una significativa foto la cual, en tus momentos de desesperación y amargura, te recuerden a ese momento, a ese pajarillo…

viernes, 22 de enero de 2016

Perdón

Se prepara para ir de fiesta con sus amigos. Otro sábado noche más.

Se despide de su madre con un beso;  y mientras cierra la puerta, la escucha decir “ten cuidado, cariño. Te quiero”, angustiada por la marcha de su hijo.

Él se disponía a ir una gran fiesta en uno de los mejores locales de la ciudad. Justo en la puerta de dicho local estaban sus amigos esperándole con cigarro en mano. Él, eufórico por lo que creía que iba a ser una noche espectacular e inolvidable, los abrazó a todos y entraron a darlo todo en la pista de baile.

Fue pidiendo una copa tras otra, y dado su estado de embriaguez, su amiga le acompañó al exterior para tomar aire. Así podría encontrarse mejor.  Sin embargo, echó la pota hasta que se compuso  y  después se dispusieron a entrar al aclamado local.

Se encontró a aquel amigo/conocido. Todo el mundo le había advertido de que no se acercase a él, no era buena compañía. Aquel muchacho, al verlo ya cansado por la euforia de la noche y ya las tardías horas, le ofreció una pequeña pastilla con una carita sonriente por 5 euros, alegando que eso era mucho más barato que el alcohol y le haría aguantar toda la noche dándolo todo. Por lo tanto, el inocente muchacho aceptó.

Estaba en su auge, creía que se podría comer el mundo en tan solo un minuto. Tenía una energía enorme, la cual consumía brincando y cantando, eufórico, al son de la música. Pero algo no iba del todo bien. Sentía como si el corazón fuese a salirse de su pecho. Notaba cómo su pectoral temblaba a una velocidad preocupante. Vio la cara de sus amigos, asustadísimos, corriendo hacia él, sabiendo que se iba. Se iba a ir para siempre. Y antes de poder pedir ayuda a su amiga, su vida se desvaneció.
Justo antes de que sus ojos se cerraran por última vez, recordó esa cara angustiosa de su madre, observando preocupada desde el sofá cómo cruzaba la puerta. Ella ya se olía algo.

Sirenas de ambulancia eran lo único que se escuchaba en aquella jaleosa calle. Y de repente, él la oyó. Gracias al electroshock del médico de la ambulancia, su corazón volvió a funcionar con normalidad, y en el momento en el que él pudo abrir los ojos, solo pudo decir: perdón.


Y ya, por última vez, pudo irse de la vida, no sin antes pedir disculpas por el motivo por el cual se marchaba.   

viernes, 15 de enero de 2016

Recuerdos

Siento cómo aún tus dedos recorren mi piel lentamente; lo siento como si fuera ayer. Noto tu mirada después de ese momento de amor en el cual nuestros cuerpos se fusionan, se unen para formar uno. Lo siento, ahora, aquí tirada y sola, recordándote, acordándome de esos momentos en los cuales me hacías sentir única. ¿Por qué te fuiste? Ni siquiera tú lo sabes. Éramos felices, o al menos yo así lo recordaba. Y aun sabiendo que tú no me querías como yo te amaba, te espero sentada en mi lado de la cama, oliendo tu camisa arrugada. Impaciente por que te sientes a mi lado.


Lo peor de todo es que sé  que el tacto de tus dedos es irreal y que todo queda reducido a un simple y triste sueño.

viernes, 8 de enero de 2016

Madre...

Seguro que cuando la miras piensas: Qué gran mujer.

Todos tenemos una gran mujer en nuestra vida, la cual nos ha ayudado en todo lo que ha podido y seguramente muchas veces hemos sido injustos con ellas al no agradecerle día tras día lo mucho que ha dado por nosotros…

Ahora llega el momento de recordar:


No se te vendrá a la memoria porque es prácticamente imposible, pero a ella sí, y hablo de ese momento en el que tras pasar por unas horas de auténtico dolor o por una operación, llega la hora de tener entre sus brazos algo que ha estado cuidando, criando y guardando dentro de ella durante nueve largos meses de su vida, los cuales por tu culpa le han causado antojos, dolores de espalda y piernas, vómitos, cambios de humor; pero ella cuando te mira, lo compensa todo al tenerte entre sus brazos.

Cuando ya tienes de 5 a 10 años, que eres un traste inquieto, recordarás las veces que se la has liado en público y te cogía con una mano de tu muñeca y con la otra te daba una bofetada en el culo. Recordarás cuando te venía la inspiración de tu vida y le pintabas paredes, sofás y todo lo que entrillabas en ese momento. Cuando lo descubría, solo quería matarte, pero a la vez se moría de risa al ver la cara que ponías cuando te pillaba.

Esa época tan turbia de hormonas y descontrol que tienes en tu cabeza, la aclamada edad del pavo. No te puedes ni imaginar la de disgustos y ansiedades que le has causado a la pobre, cuando la liabas en el instituto, cuando llegabas tarde a casa y no sabía de tu existencia, pero ella es la única que puede perdonarte con un simple beso al día siguiente.

Para ella, ver a sus hijos casados es uno de los momentos más felices de su vida, junto al recuerdo de cogerte en brazos por primera vez. Ese día, para ella, es triste y alegre a la vez; alegre porque lo que más le gusta es verte feliz, y triste porque su niño o niña ya se ha hecho mayor,  y quiere estar pegadita a ti cada día de su vida.

Y todo esto lo vas a recordar en un segundo, ¿sabes cuándo? Cuando veas esa horrorosa caja de madera hundirse bajo la tierra o meterse en esos espantosos muros llenos de recuerdos y llantos. En ese momento te arrepientes de no haberle dado los besos y abrazos que se merecía,  de haber discutido tanto con ella, de no llamarla… Si ya has vivido el insufrible momento de decirle adiós, ten por seguro que ella desde donde esté, se sentirá orgullosa de cómo estás llevando tu vida.
 Y si todavía la tienes contigo, bésala, abrázala, quiérela como nunca hiciste; porque de nada te valdrá lamentarte cuando veas desaparecer su alma.

viernes, 1 de enero de 2016

Noche oscura

Hay al menos una noche al mes, una  oscura y terrible, en la cual no duermo; empiezo a dar vueltas en la cama sin razón ninguna, imaginándome un futuro perfecto pero al mismo tiempo, imposible. Una pareja perfecta, dinero; pero sobre todo el tener a esa persona a mi lado, aquella que me quiera como soy. Algunas veces pienso que es imposible. Pero, ¿por qué debería ser así? No lo acabo de entender. Quizá me obsesiono demasiado, será que pido mucho. Pero, ¿es mucho pedir un mínimo de atención?

Realmente no sé qué estoy escribiendo, ni lo que pienso ni el porqué. Simplemente deslizo los dedos por el teclado de mi ordenador mientras las lágrimas lo mojan. Tampoco entiendo por qué caen sin razón alguna.


Sinceramente no sé nada, ni lo que tengo ni lo que no. Pero lo que sé es que quiero que estas noches oscuras se reduzcan a cero, aunque vea que es imposible.