A veces pienso en cómo llegar al fin
de la manera más inesperada. Lo igual en este mundo es lo placentero
para muchos; para otros pocos, el caos y el desorden más
inquietante.
¿Cómo arreglar lo irreparable y
solucionar lo perdido? Algunos piensan que el confort está en la
vida fácil y ser lo que desde pequeños nos han inculcado ser. Ya te
digo yo, que nadie en este mundo se ha parado a preguntar: ¿Por qué?
Libertad, piensan algunos; necios por
no saber que es inalcanzable. Vivimos por y para algo, no por y para
nosotros. No tenemos derecho a decidir el qué ni el cómo, ni si
quiera el porqué. Sí, crees que sí puedes decidirlo, pero nunca
querrás la vida que tienes ni que tendrás.
Las palabras se las lleva el viento,
dijo alguien. Yo pienso que no. Este medio es el único en el que
somos libres, en el que tenemos la capacidad de decidir.
Y si las palabras no perduran, ¿por
qué se repiten en tu cabeza una y otra vez cada vez que piensas en
esa persona?