Siento cómo aún tus dedos
recorren mi piel lentamente; lo siento como si fuera ayer. Noto tu mirada
después de ese momento de amor en el cual nuestros cuerpos se fusionan, se unen
para formar uno. Lo siento, ahora, aquí tirada y sola, recordándote,
acordándome de esos momentos en los cuales me hacías sentir única. ¿Por qué te
fuiste? Ni siquiera tú lo sabes. Éramos felices, o al menos yo así lo
recordaba. Y aun sabiendo que tú no me querías como yo te amaba, te espero
sentada en mi lado de la cama, oliendo tu camisa arrugada. Impaciente por que te
sientes a mi lado.
Lo peor de todo es que sé que el tacto de tus dedos es irreal y que todo
queda reducido a un simple y triste sueño.
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